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¿Cómo me enamoro?

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Por Renato Andrade Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana sede Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa Fotografía por Markus Spiske Ustedes se enamoran para ser. Por ejemplo, se enamoran de esa persona cool , para ser cool . Son felices… son . Mientras dure. Pero ustedes no tienen idea de cómo se enamoran, tan sólo sienten que cuando caminan lo hacen a siete metros sobre el piso. Estar enamorado lo eleva a uno, es innegable. Cuando todo se termina, o está a punto de terminarse, ese saber imposible de cómo me enamoro deviene prohibido, maldito, censurado – mejor no pensar en eso , se dicen. Sin embargo, a pesar de ello, ese saber de cómo se enamoran aparece en lo que dicen, entre palabras, entre líneas. Si van al psicoanálisis, aquello que dicen así podría formalizarse, podría reducirse a una fórmula casi matemática: x→y. Y Lacan se pregunta: ¿«a qué genero de real nos da acceso»? (1). Yo me lo pregunto así: ¿de qu

No hay metalenguaje: “una pequeña idea de lo real”

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Por Renato Andrade Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana de Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa. Fotografía por Dan Cristian Padure Piensen en su pareja, en su familia, en su empresa u organización. ¿No sueñan con un tercero, un árbitro, un justo juez que despeje todos sus malentendidos? O quizá ya asumieron que, por más que busquen, no podrán encontrar quién desempeñe semejante tarea.  Imaginen ahora no ya a alguien, sino una fórmula para despejar malentendidos. Hasta para los psicoanalistas de escuela: una fórmula para el dispositivo del control, de la presentación de caso, para el comentario de un testimonio de pase, etc. Todos se sentirían a gusto, entendidos, escuchados, tenidos en cuenta, ¡adiós a los malentendidos! Jacques-Alain Miller nos recuerda que esa fue la ambición de la lógica matemática en el siglo XX: «la idea de que debía someterse la verdad de la palabra –del lenguaje común (…)–, vehiculiza

Manco Cápac

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Por Renato Andrade Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, de la Nueva Escuela Lacaniana sede Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa. A veces una película puede tener estatuto de interpretación. Hablar de “interpretación” en psicoanálisis son palabras mayores. Una interpretación no es traducir ni otorgar significado a lo que no lo tiene. Una interpretación lleva la semilla de la transformación. No puede anticiparse. Sólo puede situarse a posteriori, por sus efectos. Estos efectos son de lo más variados. Por ejemplo –y para usar una metáfora– uno puede comenzar a ver lo que no había visto; o lo que habitualmente ve desde otra perspectiva. Eso, a su vez, tiene sus consecuencias; no se puede seguir como antes o hacer las mismas cosas impunemente. En un tratamiento psicoanalítico no hay tantas interpretaciones como se cree. Henry Vallejo, director de “Manco Cápac”, nos hace ver eso de las ciudades que, de tanto verlo, se nos ha vuelto invisible

La casa Gucci

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Por Renato Andrade Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, de la Nueva Escuela Lacaniana de Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa Una mujer, un hombre, un nombre: “Gucci”. Al escucharlo decir su apellido, se despertó el deseo en ella. Contrario a lo que se suele pensar, es la mujer quien está en posición activa, dice Juan Carlos Indart. Patrizia es joven, viste a la moda, derrocha gracia. Sabe hacerse lo más deseable. No esperará la contingencia, irá al encuentro de su hombre. En ella no hay duda, está determinada a tener un nombre y para ello requiere de Maurizio. Con apariencia cándida, su deseo enmascarado despierta el deseo sexual de éste. Él, “muerto” –entre comillas–, ¡vive por fin!, arde. Pero Patrizia no está tan interesada en ser amada. Ella efectivamente quiere el nombre: “Patrizia Gucci” sería el de La mujer, auténtica excepción, ideal inalcanzable, modelo de todas las mujeres. ¿Por qué una mujer querría tan ferozmente ser La mu

Mortificación lógica

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Por Renato Andrade Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana de Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa. Fotografía por Markus Krisetya Y bien, usted está mortificado. Ya no soporta más esa relación, ese trabajo, ese compromiso asumido. Y entonces renuncia, se va, ¡adiós! No le niego que quizá vaya a sentirse aliviado. Ese efecto lo hará pensar que tomó la mejor decisión. Pero ¿qué pensaría si le dijera que su mortificación no responde a una persona o a una actividad en particular? No responde a esa mujer, a su jefe, a su trabajo, a eso que se comprometió a hacer o, en el caso de un psicoanalista lacaniano, no responde a la Escuela. ¿Qué pensaría si le dijera que su mortificación, su agotamiento, su rechazo, responde a una lógica, una lógica en la que usted está inmerso de pies a cabeza y de la que no tiene la menor idea? ¿Se ha puesto a pensar qué lo hizo embarcarse en esas aventuras de las que acabó quejándose? Qui

Sueño y cartel

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Por Renato Andrade Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana de Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa Producto del cartel: El sueño, índice de real o índice de verdad. Constituido hacia el XII Congreso de la AMP. Fotografía por Johannes Plenio Esta experiencia de cartel me permitió arribar a la siguiente idea: si el trabajo que se realiza en un análisis alrededor del síntoma le enseña al analizante a “saber leer” –para decirlo como Jacques-Alain Miller en Leer un síntoma–, entonces, también le permitirá leer sus sueños. Leer un sueño. Se dice fácil, pero implica toda una transformación. Debe haberse transformado nuestra relación con las palabras, con el saber, con nuestro inconsciente. Leer un sueño no es descifrarlo, encontrar su verdad, su mensaje, el saber que lo condiciona. Leer un sueño es reducirlo. Cuando un rasgo del sueño queda inscrito, inolvidable, podemos estar seguros de que se lo leyó. Desde esta pers

Lo que amenaza al psicoanálisis

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Por Renato Andrade Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana de Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa. Fotografía de Possessed Lo que amenaza al psicoanálisis no sólo se halla “afuera”, no sólo son los burócratas, los “administradores”, los “especialistas” que quieren desaparecerlo. Lo que amenaza al psicoanálisis está “adentro” –si me permiten la expresión–, es inherente al psicoanálisis mismo y Jacques-Alain Miller lo precisa: es «¡que su saber se detenga!» (1). «Lo que amenaza al psicoanálisis», «lo que pone en duda la supervivencia del psicoanalista» (1), lo que haría que el «discurso analítico (…) se autodestruya» (2), proviene del estatuto mismo del saber en la práctica psicoanalítica.  Y es que, en el psicoanálisis, el saber, primero, es supuesto, «estructuralmente supuesto» (3). Después, está el saber que se alcanza, y hasta se inventa; pero para que así sea, antes tiene que suponerse. Es la hipótesis del i

Ciencia y psicoanálisis. Imposibilidad y resignación

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Por Renato Andrade Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana de Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa. Fotografía de Ricardo Gómez Gracias al discurso de la ciencia, hay imposible. Antes de la ciencia, la naturaleza era el reino de lo posible –todo era posible. La ciencia vendrá a demostrar lo imposible. Antes de que un alemán, Stefan Ziemendorff, “descubriera” –entre comillas– la catarata de Gocta en Amazonas, los lugareños ya la conocían; pero no se aproximaban a ella porque creían que un ente se los llevaría. Cuenta la anécdota que el alemán les dijo: eso es imposible, y decidió atravesar la selva hasta llegar a las cataratas pasando una noche allí. El resto es historia. Hoy la catarata es uno de los principales atractivos turísticos de la región. Lo real, piensa Lacan, es consecuencia de lo imposible. Si hay imposible, hay real –de allí que pueda decirse, a la manera de Lacan, que lo real es lo que vuelve siemp

Ella se llama Micaela. Sobre una obra de teatro

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Por Renato Andrade Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa Fotografía del Teatro Umbral Tuvimos la oportunidad de apreciar en el teatro Umbral “Ella se llama Micaela”, obra escrita por Sergio Arrau, dirigida por Hugo Riveros y protagonizada por la actriz arequipeña Stefany Lizárraga. ¿Quién es Micaela? ¿Es la una? ¿Es la otra? ¿La cuzqueña? ¿La limeña? ¿Dónde está Micaela? Parece estar siempre “entre”. Entre un hombre y otro, entre el amor y la indiferencia, entre el pasado y el presente, etc. Su madre, quien ha muerto, es la sombra omnipresente en la pieza. Micaela, que siempre se desplaza –en el escenario canta, baila, pasa de una época a otra, de una lengua a otra, de un dialecto a otro–, se encuentra fija, presa, de los dichos de su madre, de lo que ésta esperaba de ella, de su deseo… aunque, inocente, lo ignora. Micaela Bastidas, la mujer de Túpac Amaru, es nuestro antep

El psicoanalista y la política

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Por Renato Andrade Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana de Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa Fotografía de Ana Flavia Es innegable que hay temas, coyunturas, que nos atraviesan, en tanto sujetos de un mismo discurso que llamamos “nuestra época”. Ese ruido atraviesa también los vidrios del consultorio, las paredes de la Escuela. Nuestro reto, como psicoanalistas, es escuchar –en ese ruido– un discurso. Por ejemplo, ¿qué cumple la función de significante amo? Pasar de la pasión a la lógica. Pero el psicoanalista no sólo tiene que esperar el ruido, tiene que hacer ruido –si me permiten la expresión. No puede esperar las movilizaciones, los piquetes, las bombas, las crisis. Eso vale para el consultorio, para su práctica clínica –la urgencia que precipita la demanda de análisis–, pero ¿vale también para la civilización? ¿No tendría que “morder” algunos asuntos de su tiempo, es decir, leerlos? De lo contrario, s

Más allá de la lógica edípica

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Por Renato Andrade Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana sede Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa Fotografía de   Federico Bottos La lógica edípica es la lógica de la “falta” y el “suplemento” [1]. Del lado del paciente, lo que más escuchamos es: me falta, no tengo, ¿cómo hago?, he pensado conseguirme algo que venga al lugar de lo que me falta , etc. Y del lado del analista, si bien no lo dice así, podría entenderse entre líneas: ¿usted en verdad hace eso?, ¿no debería renunciar a ello?, ¿contentarse con otro gocecito? Esta lógica se resume en el siguiente matema: a  / (–𝞅) En este matema tenemos la falta (-𝞅) y lo que taponaría la falta ( a ); tenemos la castración, la pérdida de un goce (-𝞅), y un “plus de gozar” [2] que colmaría esa pérdida ( a ). Ese matema resume el Edipo freudiano. Por la presencia del padre, el niño tiene que perder el goce “fálico” [2] de estar junto con la madre y deberá encontrar otro goce, qu

La equivocación en el psicoanálisis

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Por Renato Andrade Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, de la Nueva Escuela Lacaniana Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa Fotografía de Tanner Mardis    Del inconsciente se tiene noticia por una equivocación: es el lapsus, el olvido, el acto fallido, la vacilación, el tropiezo, etc., que irrumpe en su vida. Ocurre sin que sepan, los sorprende. Cuando van a hablar de eso con un psicoanalista, o esto mismo les ocurre en su consultorio, él pone cara de ya saberlo –para decirlo de algún modo–, pone cara de entendido. Así surge la suposición de que un sujeto –el analista– ya sabe ese saber, ya sabe de ese inconsciente. Es lo que Lacan llamó el “sujeto supuesto saber”. Jacques-Alain Miller lo define así: “es la equivocación que consiste en creer que un sujeto sabe ese saber” (1). Por ejemplo: Dios. Dios es el sujeto que yo supongo que sabe ese saber que ya está ahí. Todo pasa por algo (hay un saber, ya está escrito); Dios sabe por qué hace

El fantasma: Aproximaciones que orientan en la dirección de la cura

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Por Zindy Valencia Psicoanalista. Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa Fotografía de Monica Silva Elegir el psicoanálisis para sostener una práctica clínica presenta dificultades que quizá en otras disciplinas no se las encuentra. La más frecuente de todas tiene que ver con la dirección de las curas que orientamos. Como psicoanalistas, nos preguntamos constantemente por la interpretación, la transferencia y el acto en el análisis; pero dejamos un poco de lado algo que es crucial para la ética del psicoanálisis: el ser del analista. Es siempre un concepto que de alguna manera nos resistimos a pensar porque va en contra de todas nuestras identificaciones y comodidades fálicas; pero que sin embargo es crucial para la dirección de la cura ya que es lo que posibilita la inclusión, en el dispositivo clínico, de un más allá de la palabra y del significante, un más allá del drama edípico –que no es más prerrogativa del psicoanálisis, todas las terapéuticas lo incluyen y se interes

Amor y consentimiento a lo femenino en el análisis

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  Por Zindy Valencia Psicoanalista. Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa Fotografía de Saffu Cada vez que hablamos de amor en el psicoanálisis, nos imaginamos la primera parte de la frase de Lacan: “Amar es dar lo que no se tiene”, enunciado enigmático –siempre al estilo de Lacan– que produce una serie de equívocos, sobre todo por el fragmento que dice “lo que no se tiene”, porque hace pensar muy rápidamente en un objeto, entonces ¿cómo se da algo si no se lo tiene? Ofrezco otra interpretación a esta frase, diferente a aquella que va por las vías de la castración. No tener, equivale a tener nada, esto quiere decir que a lo que se refiere Lacan es que quizás en el amor lo que circula es la nada. Por ejemplo una mujer le dice a su pareja lo siguiente: “me desocupo a las 8:30 para ver una película contigo”; finalmente la mujer se desocupa a las 9, su pareja, algo incómodo por la espera, elige la película A, la mujer quiere ver la película B, ofuscado el hombre le dice “encima

La convivencia familiar

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  Por Renato Andrade Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana de Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa Imagen de Brett Jordan La casa representa el hogar, el calor, el refugio. Existe la frase: hogar, dulce hogar. Y también “el sueño de la casa propia”. Sin embargo, para algunas personas, la casa puede ser el infierno, un campo de batalla o lo más lúgubre. Y alguno de sus habitantes, un familiar o familiares, representar la maldad o el abuso. Surgen afectos como el odio, la cólera, la indignación, que se pueden acompañar con fantasías agresivas de venganza, ajusticiamiento o huida. Esta interpretación que el sujeto hace de su situación familiar le devora el pensamiento y altera su cuerpo. Pero allí, donde las cosas cobran más sentido y lo que pensamos adquiere estatuto de verdad, el psicoanálisis nos enseña a sospechar: ¿será tan así? O si quieren, nos enseña a abrir una pregunta: ¿cómo hago parte de esta situació