Ciencia y psicoanálisis. Imposibilidad y resignación

Por Renato Andrade
Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana de Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa.


Fotografía de Ricardo Gómez


Gracias al discurso de la ciencia, hay imposible. Antes de la ciencia, la naturaleza era el reino de lo posible –todo era posible. La ciencia vendrá a demostrar lo imposible.

Antes de que un alemán, Stefan Ziemendorff, “descubriera” –entre comillas– la catarata de Gocta en Amazonas, los lugareños ya la conocían; pero no se aproximaban a ella porque creían que un ente se los llevaría. Cuenta la anécdota que el alemán les dijo: eso es imposible, y decidió atravesar la selva hasta llegar a las cataratas pasando una noche allí. El resto es historia. Hoy la catarata es uno de los principales atractivos turísticos de la región.

Lo real, piensa Lacan, es consecuencia de lo imposible. Si hay imposible, hay real –de allí que pueda decirse, a la manera de Lacan, que lo real es lo que vuelve siempre al mismo lugar. La ciencia demuestra entonces con su saber que existe lo imposible.

Pero luego, para la ciencia, hay saber en lo real. ¿Qué quiere decir esto? Que en lo real ya hay escrito un saber, un saber hecho de semblantes (números, letras, variables, constantes, etc.) que el científico tiene que descubrir, tiene que poder leer. Por ello, el real de la ciencia incluiría cierto orden y regularidad –como nos lo mostró, pasada la perplejidad inicial, la respuesta de la ciencia contra el COVID 19.

Es justamente lo que Lacan recoge en su texto Nota italiana: el lugar del saber científico es lo real, el saber científico "estaría en lo real". En el psicoanálisis, agrega, se trata de «otro saber en otro lugar» (1). 

Esto no quiere decir que el psicoanálisis no se inspire en la ciencia. Para Lacan, el psicoanalista debe tener en cuenta el saber científico, el saber en lo real. Miller señala que esto supone "dejar de lado lo imaginario (es la lección del discurso de la ciencia) para fijarse en la relación entre lo simbólico y lo real e intentar a partir de lo simbólico situar un imposible que pueda pasar a lo real" (2).

Para el discurso de la ciencia, como para el discurso analítico –que surge tras él– hay imposible y, por ende, real. Sin embargo, para la ciencia, en ese real hay saber, mientras que, para el psicoanálisis, no. De aquí podemos concluir que, aunque parten de lo imposible, el real de la ciencia no es el mismo real que el del psicoanálisis. El real del psicoanálisis excluye todo saber, y por eso Lacan va a colocar allí la relación sexual, porque no hay saber que se sostenga, ni garantice el encuentro de un cuerpo con otro a nivel del goce.

Por eso, cuando los seres hablantes recurren al discurso de la ciencia para resolver sus síntomas que son producto de la imposibilidad de la relación sexual, el psicoanalista no puede más que sospechar: ¿qué prometes con tu saber si la relación sexual lo excluye?

Como no hay relación sexual –proporción sexual–, los seres hablantes se la pasan inventando semblantes que la harían existir, pero no llegan muy lejos, fracasan. Pueden intentarlo de nuevo; pero se agotan en ese esfuerzo. Además, cabe agregar que cada invención, cada promoción de un nuevo semblante que esta vez sí escribiría la relación sexual, debilita los semblantes anteriores. ¿Qué ofrece el psicoanálisis?

Miller nos regala la siguiente respuesta, en la que habría que sopesar cada palabra: "Gracias a lo simbólico y a lo real ampliar los recursos que permitirían no ya inventar la relación sexual, que debilitarían los semblantes de relación sexual con los que hasta hoy se agotó, si me permiten, la especie humana, sino resignarse al no hay relación sexual" (2).

Agregaría que, para experimentar un goce realmente vivificante, hay que resignarse. Pero esta resignación no es consecuencia de ninguna revelación; es lógica, una vez escrito lo imposible.

Referencias:

1. Miller, J.-A. (2002). De la naturaleza de los semblantes, p. 89. Buenos Aires: Paidós (1991).

2. Ibid., p. 94.

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