Mortificación lógica

Por Renato Andrade
Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana de Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa.


Fotografía por Markus Krisetya


Y bien, usted está mortificado. Ya no soporta más esa relación, ese trabajo, ese compromiso asumido. Y entonces renuncia, se va, ¡adiós! No le niego que quizá vaya a sentirse aliviado. Ese efecto lo hará pensar que tomó la mejor decisión.

Pero ¿qué pensaría si le dijera que su mortificación no responde a una persona o a una actividad en particular? No responde a esa mujer, a su jefe, a su trabajo, a eso que se comprometió a hacer o, en el caso de un psicoanalista lacaniano, no responde a la Escuela. ¿Qué pensaría si le dijera que su mortificación, su agotamiento, su rechazo, responde a una lógica, una lógica en la que usted está inmerso de pies a cabeza y de la que no tiene la menor idea?

¿Se ha puesto a pensar qué lo hizo embarcarse en esas aventuras de las que acabó quejándose? Quizá fue un goce en el cuerpo, una excitación, un entusiasmo, un gusto, un bien-estar. Mi pregunta es: ¿cómo eso que se siente en el cuerpo y nos hace sentir vivos no se soporta tanto, es más, no se soporta en absoluto? 

Es algo que no puedo agarrar, que no puedo nombrar, que no puedo explicar, simplemente lo siento. Después, pienso que estaría mejor si pudiera sacármelo. Estaría mejor si pudiera contarlo, en los dos sentidos: armarles una historia, de principio a fin, sobre esto que siento; y, repasar, una a una, sensación por sensación, idea tras ideas, hasta lograr integrarlas, cerrarlas, incluirlas todas.

Le señalo: como eso que se siente en el cuerpo y nos hace sentir vivos no se soporta en absoluto, entonces, se quiere hacer un todo con eso. Y esto se lo diré sólo a usted, porque sé que es lector de Lacan: cree usted que debe pasar al lado derecho de las fórmulas de la sexuación; pero usted no tiene ni idea que ¡ya estuvo ahí y se corrió a la izquierda!

Usted no se da cuenta, pero usted canjea vida por listas, números, cierres. Usted hace cuentas, usted tiene en cuenta lo que le falta, lo suma para mañana, y eso es algo más por qué levantarse. A veces las cuentas le cerrarán, a veces no le cerrarán, así que debe. Usted me hace acordar a Lacan cuando dice: “¿Pero quién tendría la crueldad de interrogar al que se dobla bajo el peso de la valija, cuando su porte lleva claramente a adivinar que está llena de ladrillos?” Yo sólo le diré que mientras lleve el peso del todo siempre estará tan mortificado como ahora. 

Sepa que un psicoanálisis, por lo que es capaz de producir cuando lo produce, es la posibilidad de salir de esa lógica y habitar otra. No le diré más por ahora.

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