La equivocación en el psicoanálisis

Por Renato Andrade

Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, de la Nueva Escuela Lacaniana Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa




Fotografía de Tanner Mardis  


Del inconsciente se tiene noticia por una equivocación: es el lapsus, el olvido, el acto fallido, la vacilación, el tropiezo, etc., que irrumpe en su vida. Ocurre sin que sepan, los sorprende.

Cuando van a hablar de eso con un psicoanalista, o esto mismo les ocurre en su consultorio, él pone cara de ya saberlo –para decirlo de algún modo–, pone cara de entendido. Así surge la suposición de que un sujeto –el analista– ya sabe ese saber, ya sabe de ese inconsciente. Es lo que Lacan llamó el “sujeto supuesto saber”. Jacques-Alain Miller lo define así: “es la equivocación que consiste en creer que un sujeto sabe ese saber” (1). Por ejemplo: Dios. Dios es el sujeto que yo supongo que sabe ese saber que ya está ahí. Todo pasa por algo (hay un saber, ya está escrito); Dios sabe por qué hace las cosas (Dios sabe ese saber). Otro ejemplo es la teoría. Cuando leo cualquier teoría –marxismo, por ejemplo–, supongo que hay un sujeto que ya sabría ese saber –en el ejemplo sería Marx. Por eso Miller retoma a Lacan cuando afirma, no sin humor, que la teo-ría es el lugar en el mundo de la teo-logía. La noción de “sujeto supuesto saber” acerca la teoría a la teología, a Dios. 

Miller nos regala la siguiente idea: “Si la teoría psicoanalítica tiene la oportunidad de superar la equivocación del sujeto de la teoría, es en la medida en que quien la elabora lo hace de acuerdo con su práctica” (2). La teoría psicoanalítica no está elaborada por un sujeto que sabría lo que es el psicoanálisis –porque, finalmente, tendría el ser de El psicoanalista–; sino que está elaborada por un practicante. Eso quiere decir por alguien confrontado todo el tiempo con una hiancia, con un agujero en el saber, que deberá franquear con un acto. Lo que llegue a saber del psicoanálisis lo alcanzará a través de este. Dice Miller: “Y es que es más allá del acto y por el acto como se verifica eso de lo que antes solo se podía dudar” (2). 

Tenemos entonces esa equivocación, que es como el inconsciente se nos presenta, y aún sobre esta, otra equivocación, que es la del “sujeto supuesto saber” –suponer que un sujeto sabe ese saber, saber que sería previo. Equivocación sobre equivocación.

Si el psicoanalista se cree el “sujeto supuesto saber”, si se identifica con él, cae en la infatuación. Aunque hay que reconocer que, sin este semblante, no podría soportar su acto que implica siempre franquear una hiancia. Desde esta perspectiva, interpretar e intervenir, no tienen nada de mecánico, tienen su dificultad, cada vez.

Cabe insistir en que esta equivocación del “sujeto supuesto saber” es “inevitable”, como indica al pasar Miller. Surgirá cada vez que no se encuentren respuestas en el Otro, en el mundo, en lo que los demás –o los especialistas– dicen, dictan. “El sujeto supuesto saber se ubica allí donde hay agujero o hiancia en el saber” (3), precisa muy bien Miller. 

¿Cuál sería el saber que un psicoanalista debe alcanzar? El de su inconsciente. No para evangelizar o adoctrinar a partir del mismo a sus analizantes, sino para que le sea posible prestarse para que ellos alcancen el suyo propio.

Por eso el psicoanalista, si bien estudia en la universidad, no se forma en ella: ¡venga a recoger su diploma con el que garantizamos, después de nuestras evaluaciones, que usted ha adquirido un saber! El psicoanalista se forma en su análisis y en la Escuela, porque el saber del inconsciente “sólo se atrapa por equivocación, sólo se accede a él equivocándose”. La equivocación es “la forma propia de la conquista del saber inconsciente” (1). Esto vale tanto para la primera equivocación, la del inconsciente, como para la segunda, la del “sujeto supuesto saber”.


Referencias:

1. Miller, J.-A. (2002). De la naturaleza de los semblantes, p. 46. Buenos Aires: Paidós (1991).

2. Ibid., p. 45.

3. Ibid., p. 47.

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