Amistad y psicoanálisis en Inisherin

Por Renato Andrade
Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana Sección Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa



Fotografía: strangeharbors.com


¿Se han preguntado qué es la amistad? La amistad es identificación. Son amigos los que se identifican: yo soy como tú, tú eres como yo; somos iguales. Y justamente por eso somos tan sensibles a las “pequeñas diferencias”.

No obstante, la película The Banshees of Inisherin (de Martin McDonagh, 2022), nos muestra que hay amistades de palabra. ¿Qué es una amistad de palabra? Uno habla, otro escucha. Por sí mismo, esto ya introduce una disimetría, se trata de posiciones diferentes. Por eso Lacan podía escribir que “cuando uno se aplaude de haber encontrado a alguien que habla el mismo lenguaje que uno, no quiere uno decir que se encuentra con él en el discurso de todos, sino que está uno unido a él por una palabra particular” [1].

Pádraic y Colm son amigos. Todos los días llegan juntos al pub del pueblo, se sientan en una mesa, piden cervezas y durante varias horas parecen conversar. Pero un día –y de manera radical– Colm deja de hablar con Pádraic y empieza a evitarlo. Este último no entiende nada: ¿se habrá molestado conmigo?, ¿le habré dicho algo borracho? Emplazado a dar una explicación, Colm se lo dice en la cara: no se me ocurre una peor manera de desperdiciar mi vida que seguir escuchando lo único que tú sabes decir, estupideces. 

En ese momento nos enteramos que la satisfacción que experimenta Pádraic hablando con Colm, él no la comparte; al contrario, lo padece.

Para Pádraic la pérdida de esa rutina en la que encontraba una satisfacción [2] es tal, que no puede continuar con su vida sin Colm. Si viviera aquí, en nuestra ciudad, le recomendaríamos acudir urgentemente a un psicoanalista, pero en Inisherin no los hay. Si Colm lo hubiera sido, habría podido empezar a citarlo regularmente en su casa a cambio de una módica suma.

Bromas aparte, hay una satisfacción en hablar, en hacerse escuchar –como la que yo mismo experimento escribiendo y publicando estas líneas. Una pequeña satisfacción es capaz de ordenar una vida. Aunque, también, nos mantiene de espaldas a aquello que, inquietándonos, hace parte de esa vida. Es tan así que los psicoanalistas estamos advertidos del efecto adormecedor de nuestras sesiones, e inventamos modos –no siempre felices– de sacudirlas de cuando en cuando.

Un psicoanálisis no es una amistad (si bien en él hay amor). Es más digno que ella. No se reduce a una identificación. Y, salvo algunos casos particulares, no transa con una satisfacción que desconoce lo que nos traumatiza. 

La pura “amabilidad” que Pádraic reclama de Colm, o la pura “trascendencia” que Colm enarbola frente a Pádraic, son también dos maneras de adormecerse.


Referencias:

1. Lacan, J. (2008). Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. Escritos I, p. 287. Siglo XXI Editores Argentina: Buenos Aires, Argentina (1966).
2. Léase circuito libidinal.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Barbie-Lacan

Sobre Oppenheimer

El dinero no es cualquier objeto