Lo que sucede y lo que nunca debería suceder

Por Renato Andrade
Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, la Nueva Escuela Lacaniana Sección Lima y la Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Arequipa




Imagen propiedad de: Rolf konow


Contrario a lo que solemos pensar, a pesar de nuestros logros, de nuestras conquistas, de nuestro exitoso trabajo, de nuestras largas relaciones, de nuestros ahorros, de nuestra paternidad o maternidad… nuestra existencia es más bien frágil, inestable.

Nos lo muestra la película Queen of hearts (Dinamarca, 2019), de May el-Toukhy. Anne es una abogada, casada, madre de dos niñas mellizas, a la que supuestamente no le falta nada. Su esposo, Peter, decide traer a vivir con ellos al único hijo de su primer compromiso, Gustav, un adolescente que ha empezado a presentar problemas de conducta, por lo que su madre ya no puede lidiar con él.

Bajo su techo, Anne empieza a observar al recién llegado. Rebelde, displicente, sexual, aunque inocente, el muchacho la cautiva, y Anne no tarda en cruzar el límite de lo moral y de lo legal iniciando una aventura con él que se lleva a cabo en su propio hogar.

“¿Por qué lo hizo?” es una pregunta que probablemente se formule el espectador. Anne no se la plantea en toda la película. Cuando es descubierta por una amiga, simplemente da el asunto por cerrado, aunque las consecuencias del mismo no tarden en alcanzarla a ella y a los suyos, pues, que algo no haya sido dicho o explicitado, no lo hace menos “real”. 

Queen of hearts nos hace recordar eso que dice Lacan: en última instancia, el goce es inútil. No sirve para nada más que para gozar. Y se puede gozar hasta morir, o matar.

Mención aparte merece una frase de Anne, las más reveladora de su posición inconsciente, justo cuando recuerda su primer encuentro sexual, más precisamente, su primer encuentro (traumático) con el goce: “Algunas veces, lo que sucede y lo que nunca debería suceder son lo mismo”.

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